No es fácil vencer la presión a la que vivimos sometidos cada día. Nuestra sociedad se ha configurado para vivir sometidos a cierto estrés. Los jóvenes por exámenes, estudios y trabajos; el resto por la obligaciones laborales, familiares y personales. De una manera o de otra todos vivimos bajo cierta presión que, a veces, no sabemos gestionar. Por eso me propongo dar algunas ideas de como luchar contra esa presión diaria que todos sufrimos de alguna manera.
Esta semana he vivido un hecho doloroso por el fallecimiento de un compañero de trabajo. En los comentarios estaba la presión y el trabajo que sufrimos los que nos dedicamos al mundo de la enseñanza. Hay quienes la valoran como una gran profesión porque tiene muchas vacaciones y pocas horas de trabajo. Nada más lejos de la realidad. Normalmente los docentes se llevan mucho trabajo a casa, con lo cual no se produce una desconexión real del trabajo. Además, toda la comunidad realiza cierta presión sobre el enseñante lo que genera una momentos personales muy complicados. Por tanto me propongo realizar algunas propuestas que nos pueden servir para mejorar la calidad de vida y superar el estrés y la presión sea cual sea el motivo.
1.- El Deporte
La presión o estrés nos obliga al sedentarismo. ¿por qué? Básicamente porque como tenemos mucho trabajo y debemos realizarlo nos sentamos en nuestra casa a terminarlo descuidando la actividad física, cosa que para mi, es indispensable. Incluso, considero el deporte al aire libre la primera herramienta para combatir el estrés y la presión del trabajo. No se trata de hacer veinte kilómetros en una hora corriendo. Simplemente dar un paseo. Salir a la calle y caminar es la mejor manera de combatir esa presión. Personalmente me encanta la bicicleta y, siempre que puedo (al menos cuatro días en semana), hago una hora de bici en carretera o estática. El resto de los días los completo con baloncesto, fútbol, caminar… Es, bajo mi punto de vista, la medicina perfecta para combatir la presión.
2.- Espacios de desconexión
No puedes estar permanentemente pensando y desarrollando tu trabajo. ¡Desconecta! Tómatelo como una necesidad, lo mismo que el deporte. Es muy importante hacer otras cosas totalmente distintas al trabajo habitual. Algunas ideas pueden ser: desarrollar un hobby que te guste, practicar un deporte, escribir, leer, ver una película… En mi caso, los domingos me dedico a escribir y, normalmente procuro no realizar ninguna actividad relacionada con el trabajo, salvo en temporada de evaluaciones o que tenga algo atrasado o el normal vistazo a la semana el domingo por la tarde noche, para comprobar que todo está en orden.
3.- Descanso
No le robes horas a tu sueño. Procura irte a la cama a las la misma hora y desconectado del trabajo. Hace años leí un truco para descansar bien cuando estamos preocupados por alguna actividad. En el caso de que, cuando vayas a la cama, recuerdas algo que tenías pendiente y que no has terminado. Apúntalo en un papel para el día siguiente. Si es necesario levántate toma un trozo de papel y apunta esa tarea pendiente. No te vayas a la cama dándole vueltas a ese idea, porque puede ser el preludio a una mala noche.
4.- Desarrolla otra actividad
Parece un contrasentido, pero no lo es. Busca otra preocupación para que no haya una única actividad que esté quemando tu vida. Pongo otro ejemplo personal: normalmente desarrollo a diario actividades de voluntariado. Esto me obliga a tener que desconectar de mi trabajo habitual y pensar en otras cosas. Otra actividad, otra ocupación hace que me olvide durante algunos mementos de lo más que me ocupa: mi trabajo habitual, tener esa desconexión hace olvidarme de la presión habitual. Un voluntariado es una buena idea, aprender un idioma, música… son otras propuestas.
5.- Respira
Hace algunos años que me he acercado a través de cursos y seminarios a la atención plena o mindfullness y me parece muy interesante el disponer de momentos al día de relajarse y respirar. A veces, estamos tan agobiados que ni respiramos. En una de mis lecturas proponían el toma uno, que consiste en parar un minuto al día y centrarnos en la respiración. No hacer nada. Sólo respirar. Sólo un minuto. Durante algunos ensayos con estudiantes de esta actividad me encuentro com muchos alumnos que no saben respirar, no son capaces de realizar una exhalación, sino que toman aire entrecortadamente y con dificultad. Sin aire no vivimos, por tanto dedica un minuto al día a respirar. Si lo acompañas de algo de meditación, sería perfecto.
Esas son mis propuestas… ¿Se te ocurre alguna más para aliviar el estrés y la presión diaria?