Terminado el trabajo Dios descansó. Es una instrucción breve, pero directa. Hemos de descansar un día en semana. Sin embargo, la vorágine de esta sociedad, el poder trabajar desde casa, el ser el único día de que disponemos para las tareas del hogar, hace que el «día de descanso» se convierta en una jornada laboral más, entonces, ¿no hacemos nada los domingos?
Siempre he defendido que el verdadero descanso es un cambio de actividad. Es decir, una jornada o varias de ellas, absolutamente ociosas no me parecen adecuadas. ¿entonces nos ponemos a trabajar? No. ni una cosa ni otra. Los extremos siempre son malos. El domingo está bien para realizar actividades que normalmente no hacemos. Obviamente, incluye alguna chapuza en casa, puesto que ese no es nuestro trabajo habitual.
No obstante, la falta de empleo y las nuevas costumbres, hace que algunas personas no puedan descansar en domingo, pero sí que, en ese caso, deberían disponer de un adecuado descanso semanal, tal como lo preven las leyes. El descanso es necesario para desconectar, para tomar fuerzas, visualizar nuevas perspectivas y volver, tras esas jornadas, con más ganas y energías. El descanso semanal debe ser una ruptura con el ritmo habitual para descansar y desconectar de la rutina.
Sin embargo, se extiende la idea de que el domingo es un día para no hacer prácticamente nada, pasar el día en pijama sin salir de casa y sin más ocupación que dormir y ver televisión, lo cual es erróneo. Está bien descansar, pero, como decía al principio el descanso supone cambio de actividad. Podemos hacer muchas cosas que no implican un gran esfuerzo y nos llenan de vida, al cambiar de actividad.
Con todo, el domingo puede ser un día especial para cocinar, leer, hacer deporte, escribir, tocar algún instrumento, dar un paseo o cualquier otro hobby que tengamos, desconectando de nuestras habituales tareas, para que sea una fuente de inspiración y carga de energía para la semana.
¿Cómo es tu domingo?