¿Por qué no sonreímos?

Esta mañana veía un servicio de transporte en el que las personas que viajaban mostraban un rostro como si fueran a un matadero. Desconozco a dónde iban, quienes eran, pero llamó la atención aquellos tristes rostros por la ventanilla.

Por tanto, la pregunta es obvia: ¿es necesario mostrar un rostro triste? Estoy convencido que nuestra actitud es cosa nuestra. Nadie nos obliga a mostrar un rostro alegre, cabizbajo, pensativo, afligido… sino que es una decisión personal que cada cual toma en función de sus convicciones y su estado de ánimo. Es cierto, además, que no siempre podemos estar infinitamente alegres, pero tampoco es bueno estar siempre con un rostro triste.

jesus marrero triste guagua

Hace ya muchos años leía un texto en el que proponía que nuestra actitud depende de nosotros. Aquella idea, además, decía que una buena forma de mostrar un rostro feliz era sonreír un poco cada día, como quien hace ejercicio o quien se alimenta, como una actividad normal de nuestra vida. Parece una tontería. Pero a veces llevamos, como en el caso de estas personas del transporte, una especie de piloto automático, desconectados del mundo con una mirada triste, perdida, de tal manera que nos hemos acostumbramos a ello; así que, ¿por qué no habituarnos a sonreír y llevar un rostro feliz? Es simplemente cuestión de práctica.

Hay muchos artículos que hablan de los beneficios de una sonrisa y lo que es capaz de generar en nuestro cuerpo y nuestra mente. Ayer, sin ir más lejos, paseábamos en el coche y el conductor de un vehículo nos increpaba desde detrás para que fuéramos más rápidos. Tales eran sus gritos que podíamos escucharlos desde nuestra posición y con música puesta en la radio. En cuanto pudimos nos apartamos y el aquel malhumorado nos adelantó; en el interior, el conductor gritaba, gesticulaba… y a nosotros nos dio por reírnos. Evidentemente, comprendimos que la actitud del conductor era absolutamente desproporcionada. Así son nuestras elecciones podríamos haber optado por enfrentarnos a aquel energúmeno e insultarle, podíamos haber emprendido una competición, pero no. Elegimos sonreír. Esa debería ser nuestra actitud cada día. Cuando nos demos cuenta que vamos cabizbajos, tristes, como los del transporte esta mañana. Nos ponemos a sonreír. Será sin duda una buena opción para nosotros y para los que nos ven.

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