El uso de los nuevos sistemas de búsqueda de información está haciendo mella en nuestra formar de aprender y, en algunos casos, eliminando el sentido crítico. Nos acostumbramos a quedarnos con el primer resultado en nuestro buscador y eso empieza a notarse en la escuela.
Los que por suerte estamos inmersos de alguna manera en la enseñanza estamos ahora en época de corrección, calificación y algún que otro agobio. No entro a valorar este sistema, sino algo que me ha sorprendido mirando los últimos trabajos de los alumnos… y es que no se corrige. El primer resultado es el bueno. Supongo, que esta forma de proceder es fruto de la sociedad digitalizada en la que nos encontramos. En la que, según dicen los entendidos, más de un 60% de los usuarios se quedan con la primera respuesta que les da el buscador. Casi un 90% se queda en la primera página de resultados cuando buscamos en internet.
Eso traducido al mundo de la enseñanza significa que los alumnos no corrigen sus errores. No aprenden por un sistema que podría ser válido: «Me equivoqué, luego voy a corregirlo», sino que se quedan con la primera respuesta. Sin haber apuntado al detalle, alrededor de un 50% de los alumnos en clase no ha corregido cuando había una respuesta incorrecta o incompleta en la pizarra, presentando sus trabajos tal como los habían realizado en un principio.
Tratando de buscar una explicación únicamente encuentro esta idea de la búsqueda en la red. Hace unos meses leía con asombro las estadísticas de las búsquedas en internet. Mayoritariamente nos quedamos con el primer resultado que nos ofrece el buscador o no pasamos de la primera página de resultados. Ese modelo afecta, obviamente a nuestro sentido crítico. ¿debemos quedarnos con la primera respuesta que nos da el buscador? ¿hemos de mirar más allá? ¿damos por buena la primera información que recibimos?
Esta forma de proceder me parece errónea. No sólo para la escuela, sino también para nuestra vida. A veces nos conformamos con lo primera información que nos llega. Imaginemos que nos cuentan un chisme de alguien. Es muy probable que lo aceptemos sin más. Supongamos que nos llega una noticia: La asumimos y ya está. Nuestro espíritu crítico, desciende hasta valores insospechados. ¿por qué no preguntarnos «por qué»? ¿por qué no miramos más allá?
En clase, trato sobre todo, de despertar el espíritu crítico. Les propongo a los alumnos que duden hasta de lo que les digo. Que sean críticos, que busquen otras fuentes de información, que discutan… Sin embargo, con enorme tristeza compruebo, en estos días de correcciones, que no se ha mirado más allá, se ha copiado de la pizarra, aunque estuviera mal y se ha dado por buena la respuesta.
Entiendo lo que dices, aunque también está la cara del revés, ahora existe tanta información que es difícil quitar la paja de lo importante, o elegir la correcta. A veces pasa 🙂