Juventud, divino tesoro, decía Rubén Darío. Algunos dicen que ha sido mejor momento de su vida, otros hacen lo posible para no envejecer nunca, por eso ¿Debemos alabar este periodo o pasar página y seguir adelante?
Si hay algo que no podemos detener es el tiempo. Los años pasan y con ellos la vida, la juventud va pasando, abriendo otros periodos que algunos no quieren afrontar, porque consideran que el mejor momento para las personas es la juventud. Una vez que entramos en otros periodos empiezan las responsabilidades, las preocupaciones… Por otra parte, en la madurez empezamos a perder facultades, apareciendo las enfermedades, con lo que la conclusión lógica parece ser: desear ser jóvenes siempre.
Anoche viendo una entrevista, precisamente se ponía de relieve la la hipervaloración de la juventud. Los mayores quieren ser jóvenes, las empresas de comunicación se afanan en llegar con sus mensajes a este sector, los políticos quieren captar el voto joven y así, podríamos enumerar muchos motivos por los que se hiper valora la juventud, por lo que, en cierto modo estoy de acuerdo con esa propuesta. Sin embargo, al trabajar con jóvenes no lo veo como un estado ideal, porque conociéndoles y recordando esos momentos sé que es un periodo convulso, complicado donde no todo es ideal. Así que quizá lo que muchos pretenden es volver a ser jóvenes con la edad actual.
Con todo, me parece un error querer volver al pasado o querer ser eternamente jóvenes. Lo ideal, lo lógico es disfrutar de cada momento de la vida, de la juventud, cuando estamos en esa edad y de la madurez o de la vejez cuando nos llegue. Lo contrario, podría resultar ilógico y, a veces, Pudiera parecer enfermizo. el querer permanecer siempre como jóvenes, tratando de detener el tiempo a base de bisturí o de tratamientos de belleza.
Disfrutemos de la vida, siendo jóvenes o manteniendo así nuestros espíritu. El ser joven no se pierde, no se pasa, puesto que siempre que tengamos ilusión, la alegría, el deseo de vivir, aprender y disfrutar del momento estamos siendo jóvenes. Estos ideales, otorgados a la juventud no son un privilegio de ellos, sino que cualquiera que quiera vivir plenamente puede conservar así su alma, ya que no hay mas viejo que aquel que se niega a vivir, aprender, sonreír, enamorarse, disfrutar, bailar, cantar… y tantas cosas que nos mantienen vivos y felices.