Apaga la tele, enciende la felicidad

Algo no va bien cuando una cadena es capaz de movilizarnos convirtiéndose en un fin en sí mismo generando protestas o manifestaciones por un programa de televisión image

Acabo de ver un vídeo comparativo de diferentes movilizaciones en distintos países. Los ciudadanos en las calles protestaban por algunas injusticias patrocinadas por grupos de poder. En el audiovisual se contraponían estas escenas con lo que ocurría en nuestro país en el que un grupo de personas se manifestaba en apoyo  a un concursante de un reality.

No veo el programa, no sé porque protestan (ni me interesa), pero no salgo de mi asombro. Entre otras cosas, porque a simple vista me parece la perversión de los medios de comunicación, que deben ser un medio para comunicar y no un fin para sus propios intereses.

Desde hace tiempo propongo no ver la televisión porque me parece bastante dañina. Los noticiarios no informan objetivamente, sino que en función del grupo mediático al que pertenecen, omiten unas informaciones y ensalzan otras. Se han convertido en deformadores de la realidad. Los reality dan una visión desfigurada de la vida y la realidad con el fin de ganar au diencia y muchos piensan que lo que ocurre en la pantalla es lo verdadero.

Los medios de comunicación parecen que nos han embobado, aborregándonos. Hace algún tiempo alguien decía que la religión es el opio del pueblo. Hoy ese papel creo, lo asume la televisión. Lo peor del caso es que apenas tenemos espíritu crítico, dudamos de cualquier avance, no creemos en grandes personas que se dejan su vida en investigar, escribir, proponer mejoras notables para la sociedad y sí que creemos, sin dudar, en cualquier cosa que salga por la «caja tonta«.

En un muro en una ciudad cercana había un grafiti que me gustaba mucho: «Apaga la tele, enciende la imaginación»  Nada más cierto y, aunque este post parezca un tratado contra la televisión, no lo es, sino que pretendo reflexionar sobre lo que nos aborregan. No es cierto que la tele en sí misma sea mala, sino que lo malo es el uso que le damos. No todo vale por audiencia, no todo vale con la finalidad de conseguir seguidores y público. No es normal que en un país con problemas importante de pobreza, desempleo, corrupción, sea noticia una manifestación por un programa de televisión.

apaga la tele Jesus marrero

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