¿Es necesario comer helado o beber ante una decepción?

Se trata de un cliché muy utilizado en el mundo audiovisual. Cada vez que algo no va bien, la solución es irse a un bar de copas o encerrarse en casa delante de la televisión a tomarse una tarro de 5 litros de helado. ¿Es esa la solución?helado en tv jesus marrero

Es muy frecuente ver estas escenas en cualquier serie o película. Es posible que, a base de repetir la historia, algunos terminen por creérsela y comencemos a ver con normalidad tomar 3 kg de helado cuando las cosas van mal para ellas o cogiéndose una borrachera  para olvidar las situaciones adversas, en el caso de ellos. La pregunta ha de ser: ¿es necesario hacer estas cosas? ¿en qué nos ayuda?

En nada. Esa es la respuesta. No es necesario hacer esas cosas. Pero parece que nos la proponen como una forma de evasión. Como si de una droga se tratase, parece ser que estos elementos se han convertido en algo absolutamente necesario para superar las adversidades. Sin embargo, la única forma de superar aquello que nos ocurre es con nuestra actitud, con «resiliencia», que es la capacidad de las personas para sobreponerse a cualquier desgracia o situación.

La vida no es de ningún modo un camino de rosas, tampoco una tortura. Quienes hacemos del camino una aventura o una calamidad, somos cada uno de nosotros con nuestra actitud. Nadie nos obliga a tomar chocolate o a beber hasta no tenernos en pie cada vez que nos sucede algo que no deseamos o esperamos. Somos cada uno de nosotros con nuestra actitud y forma de enfrentarnos al problema los que decidimos lo que hacemos.

Muchas personas pasan por la vida como si de un calvario se tratase, diciéndose cada día lindezas como que la vida es un cúmulo de desgracias, una cruz, una calamidad y un conjunto de desdichas, cosa que de ningún modo alguno ayudan a resolver el problema. La única manera de solucionarlo es mediante una actitud positiva y constructiva ante esa situación.

Por lo tanto cada bache en el camino debe ser una oportunidad para aprender y crecer. Nadie nos manda desgracias. Las cosas son y nosotros hemos de afrontar las circunstancias como una oportunidad. Es de todos sabido que precisamente aprendemos cuando salimos de nuestra zona de confort. Al hacer cosas distintas, al tener que enfrentarnos a situaciones nuevas es cuando la persona crece, aprende, se desarrolla. Seamos «resilientes» crezcamos en la adversidad, seamos positivos

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