Me acaba de llegar un vídeo de una breve conferencia de TED, se titula ¿por qué me vigilan si no soy nadie? https://www.youtube.com/watch?v=NPE7i8wuupk En él se dan detalles de cómo cada día estamos altamente vigilados. No me impresionó mucho. Ya me lo imaginaba: llevar un móvil en el bolsillo significa dejar un rastro de todos nuestros movimientos durante nuestra jornada día tras día.
Lógicamente, esos datos son privados, pero si alguien indagara en ellos, podría saber la hora a la que nos levantamos o nos dormimos, cuando llegamos al trabajo, cuando salimos, si vamos al gimnasio, si salimos a pasear, cuáles son nuestras aficiones y no por el uso que hacemos de nuestras redes sociales o por los Correos que recibimos, sino por la geolocalización que tienen todos nuestros dispositivos. Es obvio que si se hace mal uso de esos datos, el resultado es espeluznante: Imaginemos que el gobierno quiere saber si hemos ido a una manifestación, si practicamos una religión, o militamos en un partido político: lo tienen muy fácil simplemente vigilando nuestros movimientos a través de la localización del móvil.
Pero pensemos en el lado positivo. Prefiero centrarme en este aspecto. Si tuviéramos un accidente, es muy fácil localizarnos para ayudarnos. Muchos casos de asesinatos, secuestros o cualquier acto fuera de la ley, puede ser resuelto gracias a esta información. Sobra la pregunta típica del cine de suspense: ¿dónde estuvo anoche? ¿Tiene una coartada? Si llevabas un móvil encima, se sabe perfectamente dónde estás con un margen de error pequeño. De caulquier manera, si aún así, no queremos estar vigilados (para lo bueno y lo malo) basta con dejar el móvil atrás, desconectarlo y evadirse en la más estricta intimidad, el único inconveniente es que no podremos hacernos un selfie para colgarlo en nuestra red social favorita.