No llueve al gusto de todos

imageLlegaron las necesarias lluvias y con ellas las protestas y, naturalmente, mi asombro. No comprendo demasiado a las personas que maldicen  por todo lo que no sucede. Da la impresión que hay personas que nada de lo que les ocurre les complace, todo es un problema, la lluvia, el calor, el frío, el tráfico, el tiempo, la primavera, el verano… Todo en general. Indudablemente es una forma negativa de ir por la vida. 

Hay una idea que me gusta mucho desde años consistente en fluir con las cosas que nos ocurren. Un dicho o refrán avala esta idea y que venía a decir algo así como que debemos luchar por aquello que podemos cambiar y adaptarnos o fluir con aquello que no está en nuestras manos, porque ¿Qué sentido tiene enfadarnos con la lluvia?

Es verdad que nuestra vida es algo más incómoda, no podemos salir a la calle con igual facilidad. Hoy, sin ir más lejos, me empapé al salir a hacer deporte. Pero ante mí mojada tengo dos alternativas: enfadarme con la lluvia, maldecir a todas las nubes del planeta una por una o simplemente sonreír y disfrutar de «la mojada» yo opté por la segunda opción.

No cabe ninguna duda que es mucho más agradable despertar con un día radiante de sol, que nos alegra la mañana y nos invita a disfrutar de la vida. Pero no hemos de olvidar que si existe un elemento fundamental para el desarrollo de la vida es el agua. Sin ella no podemos vivir, así que también hemos de ser agradecidos por la lluvia. Y lo que supone para el ser humano. El dicho se hace realidad, «no llueve al gusto de todos», unos valoran este bendito líquido tan necesario y otros lo maldicen porque no les deja realizar su actividades habituales.

Lo ideal es disfrutar de aquello que tenemos, fluir con lo que nos regala la vida. El frío, el calor, el viento y no perder energía en tratar de cambiar aquello que no está en nuestras manos.

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