¿Qué te impide ser feliz?

img_0592Con cierta frecuencia me leo un artículo que tengo guardado que se titula «Las cinco cosas que la gente lamenta en su lecho de muerte» y es la reflexión de una enfermera que trata con pacientes terminales que han confesado, entre otras cosas que les hubiera gustado permitirse ser más felices. Por tanto, la pregunta es obvia. ¿Qué te impide ser feliz?

No entiendo la felicidad como un estado continuo de alegría, ni considero que quien sonríe permanentemente es más feliz que quien no lo hace. La felicidad tiene unas raíces más profundas y que tienen que ver on nuestro estilo de vida. Lo primero que tendríamos que preguntarnos es ¿Qué es lo que nos hace realmente felices? Es muy probable que lo material no nos llene completamente. Es probable que, por ejemplo, con los recientes regalos de reyes, hayamos sido felices durante un tiempo. Pero, igual que los niños, nos cansamos y, aquello que nos complacía tanto, ya no es una fuente de felicidad. Es probable que la mayor fuente de felicidad se centre en cuestiones inmateriales: los amigos o la pareja, ayudar a otros, desarrollar una actividad que nos satisface, como la música el arte, escribir, pasear… Hay cientos de actividades que seguro nos complacen. Por eso surge otra pregunta ¿Qué te impide desarrollar esas actividades? Si no hay ningún impedimento grave, deberíamos desarrollar alguno de esos hobbies que nos complacen.

Otro campo que tiene mucho que ver con nuestra felicidad son nuestras relaciones y actividad profesional, dado que ocupa mucho de nuestro tiempo diario. Otras nuevas preguntas surgen relacionadas con este aspecto: ¿eres feliz en tu familia? ¿Y en tu trabajo? Si la respuesta es negativa habría que hacer algo al respecto. No es lógico tener una relación tóxica o que nos causa daño, tampoco está bien mantenernos en un trabajo en el que no estamos a gusto. Amar nuestro trabajo es parte de nuestra felicidad y, si no nos gusta, habría que hacer algo al respecto, porque mantenerse en una actividad que nos atormenta ocho horas diarias durante toda nuestra vida es lo contrario a la felicidad. No es fácil ¡cierto!, pero no hacer nada y permanecer sufriendo es la peor de las decisiones.

Si no queremos llegar al final de nuestros días y pensar que debimos ser más felices, debemos poner manos a la obra ahora mismo, tomando la decisión de ser felices aquí y ahora, porque nuestra felicidad no depende de otras personas, sino de cada uno. Y debemos hacer todo lo que está en nuestra mano para conseguir una existencia plena.

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