Queridos Reyes Magos de Oriente.
Esta mañana me levanté sobresaltado al recordar que no había enviado mi carta. No sé como ha podido ocurrir, seguramente por las prisas, por despistarnos de lo que realmente es importante, dejando paso a lo accesorio y olvidando esta cita anual con ustedes.
Ya saben que pido poco. Siempre pongo en mi carta algunas cosas que me gustan para facilitarles el trabajo, Pero en general, no necesito nada. Soy muy feliz con lo que soy, con mi familia, con lo que tengo, en mi trabajo, en mi vida… ¿qué más puedo pedir? Quizá por eso me he despistado de escribir la carta. Recuerdo que hace años aheleaba regalos, muchos regalos, cosas materiales que me complacieran y así confeccionaba una lista con toda clase de detalles. Hoy me conformo con poco, soy feliz con lo que tengo.
Si me gustaría pedir que no faltara la salud, el amor, el trabajo que son tan necesarios para salir adelante.
Los regalos también. Y no es una contradicción con lo que ponía antes, porque el regalo expresa el deseo de agradar, de complacer, de dar alegría e ilusión. Por cierto, hablando de ilusión, todavía sigo sin explicarme muy bien ¿Cómo sigo conservando la alegría y los nervios de un niño ante esta espera? Hoy es la segunda noche que no duermo bien y todavía queda hoy, cinco de enero, para mí, el día más largo del año.
Bueno no quiero extenderme más, puesto que hoy tienen muchísimo trabajo, así que les pongo algunas cosas para que tengan donde elegir a la hora de dejarme un regalo, son estos:
Espero que sigan dejando mucha ilusión, esperanza y alegría a todos los niños y mayores para que no se pierda la fe y la alegría en estos días. Traigan mucha paz al mundo y amor a las personas, con eso, casi todos los problemas estarán resueltos.
Atentamente, Jesús.