Este mundo no deja de sorprendernos. Cada día, cientos de acontecimientos nos dejan perplejos, algunos más que otros. No soy muy amigo de la política, porque el el conocerla un poco por dentro, a nivel municipal, me decepcionó mucho. Por tanto, no me gusta hablar de ella. Sin embargo, el puñetazo que recibió el presidente el pasado miércoles no me deja indiferente. No porque simpatice con su persona ni su partido ni su ideología que, desde luego, no me gusta, sino por la reacción de algunas personas con las que he compartido esta información, que han tenido el denominador común de la burla y el ¡se lo tiene merecido!
A quienes me han hecho el comentario le pregunto entonces ¿el agresor, debí llevarse una buena paliza porque en aquel entorno habrían muchos más amigos de Rajoy? ¿teína el presidente que haber respondido? ¿después de tantos años de democracia nos podemos permitir esas cosas?
Es especialmente llamativo que los más jóvenes sean quienes avalen esta conducta. Algo no está funcionando bien cuando no nos alarmamos por un acto de violencia contra un representante de una institución. Da igual el signo político que represente, da lo mismo que lo haya hecho bien o mal. No es la forma, la condena debe ser unánime y sin embargo, no lo es: Se lo tenía merecido. Creer que se lo tiene merecido es proponer que cada cual resuelva sus asuntos a base de tortas y, sin mañana me ponen una multa de forma injusta, me lío a tortas con el guardia y, si no estoy de acuerdo con quien gobierna en mi comunidad, le doy una paliza y si creo que alguien ha vulnerado mis derechos «le parto la cara».
No me gustan los políticos, como dije al principio, pero eso no significa que tenga que liarme a tortas con mi alcalde o mi concejal. Los respeto, porque esas son las normas del juego y el próximo domingo tenemos la oportunidad de cambiar si no nos gusta. No es posible justificar esa conducta porque ha realizado una mala gestión. Si nos llevamos por esa norma, más de un alcalde o concejal tenía que ser linchado públicamente. Ese no es el camino.