Durante este fin de semana se ha registrado un aumento de las temperaturas y, algunos han salido corriendo rumbo a la playa… ¡que ganas tenía de que hiciera sol!, ¡cuantas ganas de ir a la playa y bañarme! y otras cosas parecidas he escuchado en estos días. Por eso titulo el post ¿Que bien que llegó el buen tiempo?, porque una vez más, me parece que vamos demasiado rápido. Queremos ir a la nieve y a la playa al mismo tiempo. Parece imponerse la idea que hay que disfrutar de todo y no de cada cosa en su momento, que es, creo, es lo ideal.
La naturaleza nos da pautas para vivir cada acontecimiento en una temporada del año: la vendimia en septiembre, los alimentos frescos y fruta en verano igual que las ciruelas, los nísperos que ya están empezando a pintar, las fresas de primavera y así sucesivamente. Sin embargo, nosotros estamos empeñados en tenerlo todo ahora y ya. Por tanto, me pregunto ¿no es mejor disfrutar de cada cosa en su momento? Del frío en invierno (estación en la que nos encontramos), del calor en verano, y del clima variado, o de entretiempo, en primavera y otoño.
No creo que esté mal ir a la playa ahora en un día caluroso como hoy. Lo que no me parece que demasiado saludable es protestar en invierno porque hace frío y porque llueve, cuando es lo propio de la estación en la que nos encontramos. Lo mismo que enfadarnos en verano por demasiado calor: es lo propio de cada periodo del año. Es necesario fluir y disfrutar de cada momento, tal como es y no andar añorando cosas que no tenemos. Y, aunque vayamos ahora a la playa, saber que es algo anormal, pero de lo que se puede disfrutar. Vivir la vida y el tiempo tal cual es, agradecer cada instante de vida y disfrutar sin quejarnos de cosas que no podemos arreglar, como es el caso de la climatología.