Es que… eres un poco raro

rarosNo te vas a los bares, estás felizmente casado, no sales de “marcha” todos los fines de semana, te gusta estar con tu familia… “tío… tu eres un poco raro”. Claro que hemos establecido unos cánones de la normalidad que a mi no me convencen. Ser normal hoy en día es preferir salir con los amigos antes que con tu familia cercana. Ser normal, al parecer, es quedar todos los días para tomar un cortado o una cerveza con alguien. Ser normal es salir a cenar o de fiesta cada fin de semana. La infidelidad, dicen por ahí, que también entra dentro de lo considerado “normal” para la sociedad del “todo vale”. Así cualquier persona que no cumple con esos estándares “es un poco raro”.

He de reconocer que soy “un bicho raro”. Apelo, por tanto, al derecho a la individualidad. Por eso, lo que no comprendo es por qué no se respeta la libertad personal. ¿Por qué no puede cualquier persona elegir lo que más le gusta sin que le pongan etiquetas? Es de “derechas” de “izquierdas”, “religioso”. “ateo”, “antisocial”, “listo”, “vago”, son muchas de las atribuciones que hacemos a las personas encasillándolas y negándole el derecho a elegir entre unas o varias opciones según su formación y criterio. Así, generalmente no se concibe una persona “religiosa y de izquierdas” o un “listo pero vago” o un “ateo y de derechas”.

Es tremendo además, si tu forma de ser no coincide con la mayoría. Entonces, tienes un grave problema, por antisocial y raro, quedando postergado a la exclusión en cualquier grupo. Se trata de una situación difícilmente comprensible cuando se supone que educamos en la diversidad y en el respeto a la diferencia. Sin embargo, en la práctica no parece cumplirse.

Apuesto por una sociedad en la que olvidemos las etiquetas y clasificaciones de personas. Abogo porque nos dejemos sorprender por la individualidad y, aunque en algún momento hayamos atribuido unas características a una persona, deberíamos concederle el derecho a cambiar en cualquier sentido. Porque somos maleables y podemos modificar nuestra actitud en cualquier momento, sin necesidad de que nos reprochen ese cambio.

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