A una isla desierta me llevaría… un móvil

movil playaPuede parecer sorprendente, pero no es así. Muchos de nuestros jóvenes como único articulo que llevarían a una isla desierta es un teléfono. ¿para qué, si la batería es limitada? “da igual, explican, yo me llevaría mi móvil”.

Al comenzar el  curso me gusta hacer algunas dinámicas y juegos para que el grupo se relacione, nos conozcamos y podamos así mejorar el clima en el aula. Una de las dinámicas que he empleado este año, consiste en hacerse preguntas unos a otros. Una de ellas, es esa ¿Qué te llevarías a una isla desierta? Un móvil. Algunos ríen y hacen comentarios ¿dónde lo enchufas? ¿Para qué si no hay cobertura? Sin embargo, es la respuesta más repetida. ¿Habría que preocuparse por la móvildependencia de nuestros jóvenes? Es una buena pregunta para un debate. 

Lejos de demonizar el uso del móvil por parte de nuestros chicos y chicas, tendríamos que ser conscientes que vivimos un momento distinto donde la tecnología es una parte indispensable para la comunicación hoy. La labor de los educadores, por tanto, no consiste tanto en prohibir el uso de los móviles, sino buscar la forma para que se utilicen de manera racional. Es cierto que esta tecnología puede llegar a crear adicción, pero hemos de tener en cuenta que es un medio de relación social. Antes, nosotros, queríamos ser aceptados en la pandilla, el grupo, el equipo… ahora nuestros chicos quieren integrarse en un grupo de Facebook o watsApp. Lógicamente no es la forma más adecuada de relación, pero es la que estos tiempos nos proponen. Por eso, no deberíamos alarmarnos al escuchar que “a una isla desierta me llevaría… un móvil” (con carga infinita como decía algún joven) porque forman parte de nuestras vidas, tal como la luz eléctrica o el agua corriente, lo adecuado sería buscar tiempos libres de pantalla desarrollando actividades al aire libre, el diálogo directo, deporte, como una forma enriquecedora de relación.

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