Vivimos con mucho más de lo que necesitamos. Basta con ponernos manos a la obra, tratando de elaborar una lista de cosas que son realmente necesarias para darnos cuenta de que tenemos muchas cosas, probablemente más de la cuenta. Estamos inmersos en una sociedad en la que “si no te

nemos, no somos”. Dicho de otro modo: si quieres ser alguien, tienes que aparentar aquello que posees. La humildad, no está de moda.

Leía hace un rato una reflexión en la que se planteaba ¿puede un indigente ser feliz? La respuesta, obviamente, es si. Luego, si una persona que no tiene nada puede lograr la felicidad, nosotros que tenemos tanto ¿por qué no lo somos? Podíamos dar la respuesta fácil “Es que somos tan complejos…” Sin embargo, lo lógico sería no dar por válida la conclusión fácil y profundizar un poco, comprendiendo que la felicidad no está lejos de nosotros, sino en cada uno de nosotros. 

Lo que sucede es que existen empresas, grupos, personas… que, con el afán de conseguir más y más poder o dinero, nos hacen creer que en la posesión de las cosas materiales está la felicidad. Por eso, si presumo de tener un buen coche, casa o vestidos a la última moda, deberé ser muy feliz.

Por tanto, si se nos ocurre hacer esa lista de cosas imprescindibles, es probable que no sea demasiado grande. Si en ella aparecen cosas materiales, tenemos un serio problema, puesto que si lo que me hace feliz es el último modelo de…, es muy probable que si no lo tenemos nos sentiremos desdichados. Así, por tanto, hagamos nuestra lista de cosas imprescindibles para valorar más cada una de las cosas sencillas que tenemos en nuestra vida.