¿Por qué somos más buenos y felices en Navidad?

feliz navidadEs una pregunta razonable, lógicamente. Algunos no comprenden porqué nos ponemos contentos y somos mejores en Navidad. La respuesta a esta cuestión me la proporciona el final de la película de animación «Monstruos S.A.», cuyo mensaje me parece impresionante. Tras los avatares de un grupo de seres terroríficos que extraen la energía de los gritos de niños aterrorizados, descubren, al final del film, que es mucho más productiva y efectiva la risa y la alegría que el miedo.

En Navidad podemos comprobar ese final de la película. Verificamos que la alegría genera el doble de felicidad y júbilo que la negatividad y el «mal rollo». El problema es que lo aplicamos sólo durante un rato, durante los días  24 y 25, olvidándonos al poco tiempo. Podemos estar enfadados con alguien de nuestra familia, es posible que la hija de la mujer del primo de… que voy a ver en Navidad no me caiga bien, pero durante un rato hacemos un esfuerzo por estar contentos y contentar a los demás. Y eso, lógicamente me  hace sentir bien a mí y a los otros.

Otra característica de la Navidad es que nos volvemos especialmente sensibles. Seguramente porque nos emociona comprobar que una vez al año nos reunimos en familia y somos capaces de generar y recibir esa alegría. Recordamos a la familia de Belén, uniéndonos para celebrar el acontecimiento de la Natividad. Es lógico pensar que estar juntos, desarrollando relaciones afectivas positivas produce bienestar, sabiendo que somos capaces de crecer como personas en medio de esas relaciones.

Sin embargo, el mundo en el que vivimos, no sé porque razón, nos invita a la negatividad y al mal rollo.  Pensamos, como en la película «Monstruos», que el miedo es una buena  forma de conectar con los otros, que el rencor, la bronca, el enfado, es una forma adecuada de relación. Lo vemos en los debates televisivos, en la calle… nos cuesta sonreír, ser felices. Es mejor, al parecer, tener mala cara, que una sonrisa.

En Navidad somos felices y buenos durante unas horas. Así que deberíamos aprender de ello y aplicarlo a nuestra vida cotidiana. Porque, pensemos, si decido no acudir a la comida de empresa porque no quiero verle el «hocico» a quien me cae mal, si no voy a la cena de la familia porque allí está la hija del primo de la mujer de…, quien único está sufriendo soy yo, porque me quedo en casa dándole vueltas a la cabeza y a la situación. Así que arreglemos las cosas, hablemos sin insultar ni maldecir, y hagamos aquello con lo que nos sintamos felices, sin rencor, basándonos en la positividad y el amor, porque como en la película, ese el elixir de la vida y la felicidad.   La Navidad, debería ser como un medicamento a tomar en pequeñas dosis, durante todo el año y no sólo en esta fecha.

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2 comentarios

  1. Así debía de ser, la Navidad siempre fue un tiempo de alegría y buena armonía, lo que está ocurriendo últimamente es que se está perdiendo aquel espíritu navideño que conocimos hace muchos años.
    Un saludo.

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