Cuando te pongo «me gusta…»

20121104-115354.jpgCuanto más observo las redes sociales, me encuentro con cierta personalización, vinculada a tratar de equiparar la red a las relaciones directas y cara a cara, cosa que no tiene nada que ver. Es frecuente encontrar a personas afirmar «yo en mi Facebook no le doy amistad a todo el mundo, porque no quiero que todos vean mis cosas». Un amigo, hace tiempo lanzaba también, a través de las redes sociales, una afirmación opuesta y que es la realidad de las amistades en la web. «Si lo que buscas es intimidad en la red, cómprate un diario, no abras una cuenta de Facebook.

Todo, o mejor dicho, casi todo lo que aparece en la red es público. No podrá ver mi red aquellos usuarios que estén bloqueados y a los que limite el acceso en las condiciones de privacidad. Sin embrago, casi nadie dedica un buen rato a leer y modificar las condiciones de privacidad de la red, sino aceptamos la que nos trae configurada, por tanto, sin utilizar bloqueos o grupos de usuarios es imposible controlar lo que público. Pero ¿cómo es posible si yo solo tengo a mi familia? ¡No puede ser! La cuestión es bien sencilla, yo puedo tener sólo en mi Facebook, o en cualquier otra red, a mi familia, pero desde luego desconozco los contactos que tienen mis familiares. Por tanto, si me etiquetan en una foto junto a otras personas, no sólo lo ven los que aparecen en la foto, sino que tienen acceso a la imagen todos los amigos de los que están etiquetados. Es decir, un montón. Por tanto, insisto, haciendo mía esa frase que escuché hace años, si lo que quieres es intimidad, papel, boli y un diario. Nunca un perfil en una red social.

Sobre lo que quería reflexionar y, que da título a esta entrada es sobre los «me gusta» y las peticiones de amistad. Hay quien no da amistad, sino a los muy conocidos porque «no quiero que nadie vea mi Facebook». Generalmente, a los que nos gusta las redes hacemos solicitudes de amistad o seguimos a personas porque hemos interactuado con ellos. Miramos su perfil, sus fotos, lo que ha publicado y a partir de ahí hacemos la solicitud. No existe un interés personal, al menos por mi parte, cuando hago una solicitud de amistad o cuando le pongo «me gusta» a una foto. No hay un personalismo en la red. Por clicar en un botón, no estoy pidiendo matrimonio, ni una relación duradera, sino que me atraen sus publicaciones . Cuando en instagram me gusta una foto, aparece un corazón, no significa que esté enamorado de quien sale en la foto, sino que me parece bonito lo que hay en ella. Las redes sociales, nos invitan a conocer a muchas personas, a interactuar con todos, pero también debemos comprender que no sustituye a la relación personal, sino que se trata más bien de comunicar públicamente aquello que pensamos. La intimidad, la relación personal, lo directo es mejor dejarlo para el encuentro cara a cara. Y comprender que los «me gustan» salvo para algunas personas que no entienden la dinámica de las redes sociales, están dirigidos hacia lo que aparece publicado y no hacia la personas, sin segundas intencionalidad. Cuando te pongo me gusta, no te estoy pidiendo salir contigo.

 

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