Rutinarieces

Imagino que no existe esta palabra. Pero le voy a dar un significado. Consiste en dejarnos absorber por las actividades cotidianas y olvidar las realmente gratificantes. Durante el verano me propuse escribir todos los días y lo conseguí. Dedicaba unos ratitos a sentarme ante un teclado y pensar en algún acontecimiento o idea que a lo largo de la jornada me haya venido a la cabeza. Hoy, que he escapado un poco de la rutina, me he dado cuenta que llevo bastante tiempo sin escribir.

El trabajo ordinario nos absorbe, a veces en exceso, constituyéndonos en autómatas que vivimos únicamente para hacer cosas. Es fundamental y, debería empezar por aplicármelo, dedicar algunos minutos al día a alguna actividad con la que nos sintamos bien.
No se trata de que el trabajo que realizo no me guste, sino todo lo contrario. Como me gusta tanto, no mido el tiempo que le dedico y continuamente busco recursos, cosas, leo, mejoro lo que tengo y así, se va mucho tiempo. También he de reconocer que dedico algunos minutitos a las redes sociales. Es algo que me encanta y por tanto en cada jornada me ocupo de actualizar, leer post de otros, participar en grupos y todo lo relacionado con la red. Supongo que eso es lo que hacemos aquellos apasionados de la comunicación en todos sus ámbitos.
No estamos en año nuevo, pero quizá sí que tendría que hacerme ese propósito, e invito a todos a que también lo practiquen: dedicar unos minutos al día a una actividad gratificante y, a ser posible, creativa. Leer, escribir, tocar un instrumento, cantar, hacer fotos, pintar… cualquiera. Servirá para dedicarnos un espacio a nosotros mismos, a mimarnos con aquellas cosas que verdaderamente nos gustan y sentirnos realizados. Lo voy a intentar, para ello evitaré las «rutinarieces».

Anuncio publicitario