Es una afirmación muy antigua que sirve para la reflexión y para pensar que somos mejores acogidos lejos del lugar de donde procedemos. Pero ¿Por qué se da esta situación? ¿Por qué generalmente nos valoran más lejos de nuestro ámbito? En primer lugar hay que señalar que no siempre es correcta esta afirmación. Es decir, si tu trabajo es normal, desarrollas ciertas habilidades importantes, eres un investigador, el trabajo es dentro de la cultura, pero calladamente. Es muy probable que nadie te reconozca. Sin embargo, si la persona realiza un trabajo deslumbrante dentro del mundo de la comunicación de masas, es valorado en el ámbito del espectáculo, el deporte, etc., entonces sí será profeta en su tierra.
Las personas, a veces, somos así de complicadas. Hay cosas a las que no damos absolutamente nada de importancia, aunque ciertamente las tenga y las que deberían ser secundarias las ponemos en primer lugar. Nos dejamos encandilar fácilmente por el que viene de fuera. Recuerdo, por ejemplo, en el colegio. Cuando llegaba algún niño o niña nueva al colegio, todos queríamos jugar con él, conocerle, hasta el punto de agobiarlos. Así que supongo que la predisposición a valorar lo nuevo sobre lo antiguo será algo natural a la persona. Nos seduce muchísimo la novedad.
Aunque seamos así por naturaleza, que nos gusta lo nuevo, sería bueno aprender a valorar en su justa medida todo aquello que tenemos muy cerca de casa, a nuestro alrededor, cosa que, generalmente, no hacemos. Preferimos ir a comprar lejos, porque es donde están los productos de moda ¿Seguro? Preferiríamos viajar a Australia antes que conocer los nombres de las calles del barrio donde vivimos. Es probable que conozcamos mucho más y ayudemos apersonas desconocidas que a los que conviven diariamente con nosotros.
Por tanto deberíamos emprender la tarea del profetismo en nuestra tierra. Ser importantes cada uno en nuestro lugar. Preocupándonos por el bienestar de los que tenemos cerca, ayudando al comercio cercano, porque ellos son los que nos pueden ayudar en algún momento, conociendo nuestro entorno porque allí se desarrolla nuestra vida.