Lo que se vende en los supermercados es porque hay quien lo compra

La verdadera libertad y democracia se basa más en el respeto a la diferencia que en la imposición de ideas del grupo que gobierna

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En estos días he recibido por dos vías diferentes peticiones de firma para que desaparezca y para que se mantenga la educación diferenciada por sexos. Peticiones, lógicamente opuestas y que todavía no sé cual firmar.

La primera consideración que hago es relativa a recibir la dos peticiones, lo cual demuestra algo que tengo bastante claro. Firmo aquello que considero bueno y positivo, no actúo con prejuicios, sino de acuerdo a lo que considero justo bajo mi humilde punto de vista. Podría estar de acuerdo con las dos peticiones, aunque hago una reflexión sobre muchas de las polémicas que se dan en nuestro país y que no tienen fundamento alguno, porque «si las cosas están en los supermercados es porque hay quienes lo compran».

No entiendo mucho porque unas personas tratan de imponer a otras sus criterios, basándose en ideologías políticas, que dicen ser progresistas o conservadoras. La polémica de ahora, tengo entendido es porque se abolió la posibilidad de la educación diferenciada por sexos y ahora se quiere restablecer. Aunque la cuestión de fondo es más profunda y tiene que ver con su financiación. Es decir, quien quiera educación diferenciada que se la pague, cosa que no está mal, pero ¿De qué manera se conjuga esto con el derecho a la educación? Es, sin duda, una cuestión compleja.

No obstante, lo que me viene a la cabeza fundamentalmente, es el título de esta reflexión. Es decir, si existe educación diferenciada es porque hay personas que lo demandan ¿Entonces por que quitarlo?, ¿Sólo porque algunos lo consideran conservador o retrógrado? No lo comprendo. Un estado plural, es aquel que respeta las minorías, sin importar su condición.

La libertad, mi libertad supone que yo puedo elegir, sin tener que aceptar imposiciones de algún tipo. Si considero que la educación publica (que así lo creo), es la mejor para mis hijos o si creo que lo mejor para ellos, además, es la educación en colegios mixtos, que también es así, no tengo porque obligar a todas la personas a que piensen igual que yo. Deberían existir todas las modalidades de educación para que cada cual eligiera la más conveniente para sí mismo y para las personas que tiene a su cargo.

La verdadera libertad y democracia se basa más en el respeto a la diferencia que en la imposición de las ideas del grupo que gobierna. Por eso, nuestras decisiones debieran ser tomadas en un gran supermercado, donde si hay algún producto es porque es útil y hay quien los compra.

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