Bravo por Mereset Defar y Sarah Attar

En un mundo donde lo políticamente correcto es lo que impera, hay personas, en este caso deportistas, que rompen el guión y no pasan inadvertidos. Semanas antes de comenzar los Juegos Olímpicos de Londres 2012, se advertía a los participantes para que no utilizaran símbolos religiosos, ni hicieran ninguna referencia a sus creencias en la cita olímpica. Con el transcurso de los días hemos visto algunos testimonios de atletas que, una vez más, nos confirman que el fenómeno religioso no puede ser prohibido en la vida pública. Mereset Defar y Sarah Attar son dos muestras de lo importante que puede llegar a ser para la persona su religión.

Nos hemos ido acostumbrando con el paso de los años y, bajo el  falso argumento del progreso, a desterrar la religión de nuestras vidas. Algunos, además, se atreven a proponer que el fenómeno religioso debe ser una actividad privada y que no puede ser proclamada en ningún recinto público. De ahí nace la idea de los organizadores de los JJOO de Londres de prohibir la manifestación religiosa.

Sin embargo, comprobamos una vez más que lejos de provocar malestar, el no desterrar la las creencias religiosas fue acogido con júbilo cuando Sarah Attar corría, casi en solitario, por las pistas de atletismo, tratando de clasificarse. Algunos, podrían pensar que es extremista correr con los atuendos que llevaba Sarah. Sin embargo, cualquier juicio que hagamos desde el desconocimiento de esa cultura y religión, es una muestra clara intolerancia y falta de respeto. Otro debate aparte, sin embargo, sería responder a la cuestión ¿Se habría aplaudido con el mismo entusiasmo si en lugar de Sarah Attar, hubiera participado una monja cristiana con sus hábitos?

De cualquier modo me parece maravilloso que Mereset Defar y Sarah Attar hayan tenido la valentía que a muchos nos falta. No tener ningún miedo a mostrar aquello que creen. Ellas, sin ningún reparo han mostrado a millones de espectadores sus creencias. Nosotros, en cambio, unas veces por miedo, otras por hacer lo que todos esperan, escondemos nuestras creencias, gustos, aficiones, por “el qué dirán”. Mereset Defar y Sarah Attar en una prueba de valor y coraje, más allá de lo que han demostrado con sus resultados, han sorprendido a un mundo a veces hipócrita que juzga y condena por las creencias utilizando viejos prejuicios.

Bravo por Mereset Defar y Sarah Attar, por su testimonio, sea de la religión que sea. Porque, una vez más, nos han dicho que hay cosas que no se pueden ocultar.  Del mismo modo que los hinchas del Madrid o del Barca, van al estadio con sus atavíos expresando un sentimiento hacia un equipo y lo vemos absolutamente normal. También es lógico pensar que cualquier persona puede expresar libremente aquello que siente y cree, sin que le pongan la etiqueta de retrógrado, atrasado o fundamentalista. Simplemente en una comunidad libre, deberíamos tener la opción de manifestarnos libremente, sin prejuicios ni condenas. Bravo Mereset Defar y Sarah Attar

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