La tecnología que nos viene, la sociedad que viene

A nadie se le escapa que las nuevas tecnologías han irrumpido en nuestras vidas con muchísima fuerza. Existen personas que sienten la necesidad de vivir permanentemente conectados, a través de diferentes dispositivos, con distintos focos de de información o amistad. Los que hemos ido aprendiendo con los cambios, estamos relativamente satisfechos con nuestros progresos. Sin embargo, las nuevas generaciones, no han necesitado adaptación, vienen con los dispositivos ya incorporados.

Esta tarde he visto a una personita de dos años utilizar un teléfono móvil y una tableta con una soltura increíble. Se desenvolvía por las aplicaciones, ponía música, buscaba fotos y películas, con una habilidad envidiable. Ya quisieran muchos que están teniendo que incorporarse a este mundo, tener esa intuición y capacidad. Seguramente, una de las claves para acceder con éxito a las Nuevas Tecnologías está en hacerlo de forma inocente, con deseo de aprender, dejándonos sorprender y no como una obligación.

Es imposible predecir que cambios habrá en nuestra sociedad y en las tecnologías en algunos años. Lo que sí sabemos es que en las últimas décadas hemos asistido a una revolución que nadie podía imaginar. No vamos en coches voladores, como algunos pronosticaban, pero sí han acertado en la capacidad de comunicarnos. Podemos hablar con cualquier lugar del mundo, incluso viendo las imágenes. No vivimos en planetas lejanos, como alguien pronosticó, pero si tuviéramos la capacidad de regresar al pasado y contar a nuestros abuelos los avances con los que contamos hoy, seguramente, no nos creerían.

Todo hace pensar que seguiremos progresando al mismo ritmo vertiginoso. Algunos hablan de inteligencia artificial, de comunicaciones serán cada vez más potentes, de vehículos, hogares y trabajos mucho más tecnologizados, aunque sinceramente, creo que se avecina cierta involución. Es decir, ¿qué más queda por inventar? ¿coches voladores?, ¿viajes interplanetarios? Estoy convencido que ninguna de esas cosas nos sorprenderá. La tecnología seguirá evolucionando, pero hace falta volver a pensar en las personas. Creo que se hace hace necesario, tal como leía hace unos días, una revolución del amor.

La sociedad del futuro deberá estar presidida por el ser humano. El centro tiene que ser la persona. Durante todo este tiempo de alocada evolución tecnológica, ha quedado patente que los «inventos» no proporcionan la felicidad. Es más, hay quien considera, que los nuevos avances, no han contribuido de manera notable al desarrollo personal. Y por supuesto, quien afirma que, cuando no existía tanto artilugio, se vivía mejor porque las personas dialogaban más, se encontraban en espacios públicos y ahora estamos mas recluidos cada cual en su hogar, formando parte de una comunidad más global.

Por eso, la tecnología que viene, la sociedad que viene, debe conformarse por personas, que pondrán como criterio fundamental el desarrollo pleno del ser humano. Cumplir con el objetivo que debe ser primordial para todos: la felicidad. No se entiende como podemos vivir con tantos avances tecnológicos y ser infelices. Deberíamos ocuparnos más del desarrollo interior que de tener un IPhone. No es de recibo que andemos preocupados por poseer cientos de artilugios mientras descuidamos nuestra interioridad. No es normal que dediquemos tanto esfuerzo y recursos a desarrollar tecnologías mientras somos tremendamente infelices. ¡ah claro! Lo que sucede es que, por desgracia, el desarrollo personal, la interioridad, ser feliz, no produce ningún interés comercial, ni ganancia… por eso no interesa.

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