Ayer quedé realmente impactado al escuchar las nuevas medidas de recortes anunciadas por el gobierno. La inquietud no está relacionada con una visión egoísta de la situación. Es decir, por pensar cómo me afectarán los recortes. La inquietud aparece al pensar en los más necesitados, en aquellos que trabajan para la administración pública realizando los peores trabajos, peor remunerados y que se quedarán sin paga de Navidad este año. La decisión que ha de adoptar el Consejo de Ministros y que fue presentada ayer, me parecen, como las anteriores de las más injustas que se puede aplicar a la función pública. Por eso me aventuro a dar algunas pistas de los sitios de donde se puede recortar, sin perjudicar tanto a los que peor lo están pasando. En materia de salarios, se puede recortar de dos partidas fundamentalmente. De lo que perciben los políticos y de los que más ganan dentro de la función pública.
De los salarios de los políticos en general porque en la mayor parte de los casos perciben mensualidades realmente injustas en estos tiempos de crisis. Cualquier concejal de un pequeño ayuntamiento percibe un sueldo que, como poco, dobla el salario mínimo interprofesional, algo inmoral para quienes están predicando la austeridad. Por tanto, una buena medida sería limitar por ley los sueldos de los políticos de cualquier lugar y condición. No pudiendo, por ejemplo, en ningún caso, triplicar el salario mínimo interprofesional o superar los dos mil euros netos al mes. Pero ¿cómo va a vivir un alcalde, un concejal o un presidente de gobierno, diputación, comunidad o cabildo con dos mil euros? Pues como lo hacen la mayoría de los españoles. Además, teniendo en cuenta que los viajes, comidas, alojamientos, generalmente se pagan aparte en concepto de dietas, pues sería un grave problema para la clase dirigente. Además, con esta medida promovería que los políticos accedieran al cargo representativo con verdadera vocación y no con la finalidad de enriquecerse, tal como viene sucediendo hasta ahora. Finalmente y concluyo ese primer apartado, si tuviese la valentía de poner en marcha una norma de estas características, ganaría en credibilidad, porque existe la creencia muy extendida y lógica de que en este país todos nos estamos apretando el cinturón menos toda la clase política que sigue viviendo tan ricamente.
En cuanto a los empleados públicos, me parece absolutamente injusto que se les trate a todos por igual. No es lo mismo quitarle la paga de Navidad a un funcionario de las categorías mejor pagadas la A o la B, que dejar sin esa gratificación a un peón de un ayuntamiento o a un limpiador/a. ¡Pero es que yo estudié muchos años para sacar mi carrera y luego mi oposición! Completamente de acuerdo. Sin embargo, en momentos difíciles estamos llamados a ser más solidarios con los que menos tienen. Un trabajador público de categorías superiores no le afectará demasiado el perder la paga de Navidad, porque tendrá algún ahorro o en cualquier caso, podrá permitirse algún gasto más e irse recuperando a lo largo del año. Pero quien tiene que vivir sólo con el salario mínimo, no tener la paga de Navidad, supondrá no poder comerse el turrón porque ya le cuesta muchísimo llegar a final de mes, como para encima permitirse esos lujos.