Con esta frase me saludó un vecino esta mañana. Una tímida afirmación fue la respuesta, no porque fuera mentira, porque evidentemente estoy de vacaciones, sino porque no entiendo las vacaciones como un periodo ocioso en el que no se hace nada, sino que lo entiendo como un cambio de actividad.
Hay quienes se pasan el año esperando que lleguen las vacaciones porque es un tiempo especialmente dedicado a no hacer nada. La actividad preferida para algunos es es tumbarse frente a la televisión, ir a la playa, comer y dormir… Y me pareció notar en el vecino cierta ironía en ese saludo, porque le gustaría estar en ese tiempo sin hacer nada.
Las vacaciones ofrecen la posibilidad de desarrollar aquellas actividades que el resto del año, por nuestras distintas ocupaciones, no podemos afrontar. Es lógico disfrutar mucho más de algunas actividades ociosas y, es muy bueno hacerlo, pero no creo que sea productivo pasarse todo el tiempo sin hacer nada. Algunos especialistas hablan del problema de adaptación de nuevo al trabajo, una vez que finaliza el tiempo de descanso. Obviamente, la solución es muy sencilla, la adelantaba unas líneas atrás. No entender las vacaciones como tiempo de ocio simplemente, sino como cambio de actividad.
Es adecuado, por tanto, programarnos en vacaciones para dedicar tiempo diario a algunas cosas que consideremos interesantes y que en otros momentos no podemos realizar. Por ejemplo la lectura. Otra actividad muy interesante en verano es la deportiva, podemos practicar ese deporte que nos gusta con mayor asiduidad o también dar paseos cada jornada. Escribir es una actividad que, personalmente, me satisface y considero enriquecedora; por tanto, puede dedicarse tiempo a escribir un diario, reflexiones y, por qué no, publicarlo en un Blog. No cabe ninguna duda que las relaciones personales son muy importantes, por eso también es deseable dedicar más tiempo a la familia o al encuentro con amigos y conocidos. La formación, no debe ser descuidada y, no estaría mal matricularse en algún curso on-líne de algo que nos guste, que puede estar o no relacionado con nuestra profesión o estudios. La espiritualidad, es una faceta que descuidamos muchísimo, por es es más que recomendable dedicar algo de tiempo a la interioridad mediante la oración o cualquier otra práctica que consideremos positiva. Todo esto encaminado a que al final del tiempo de descanso, nos sintamos satisfechos con todo aquello que hemos hecho y, por tanto, más felices.
De esa manera cuando nos saluden ¡vaya… estás de vacaciones! sintamos la alegría y el gozo de saber que no estamos perdiendo el tiempo, sino que hacemos un cambio de actividad muy productivo para nuestro cuerpo y nuestra mente que nos dirige hacia una vida plena y feliz.