Tenemos los relojes, pero no el tiempo

Es una frase que trajo de África una señora, «la abuela viajera», creo que así la llamaban, en un reportaje de televisión en el que era protagonista por dedicarse a recorrer el mundo sola en una caravana. En África, alguien sencillo, de la calle, le dejó esa tremenda frase que recoge como titular la información de la que es protagonista.

Es una sentencia sencilla pero cierta y que invita a la reflexión. Ahora que se empieza a disponer de un poco más de tiempo libre, se empieza a valorar más el tiempo que los relojes. Cuando estamos rodeados de tareas, cosas pendientes, reuniones, cursos, sólo hay relojes. Sin embargo, hay muchos momentos al año, especialmente en vacaciones, en los que me gusta quitar el reloj de la muñeca y disfrutar un poco más del tiempo.

Creo que a todos nos sucede, andamos muy deprisa, estresados, a toda velocidad, midiendo el tiempo. He quedado para una reunión, tengo esto, lo otro… la casa, la comida… así se nos van las horas y no disfrutamos del tiempo. Sé que es difícil abandonar el reloj, pero también hemos de ser conscientes que el horario nos ha esclavizado, donde las horas, los minutos, los días, todo sucede tan rápido que apenas nos da tiempo…

Me gustaría tener la sabiduría y paciencia para saber disfrutar del tiempo, pero a veces, la propia vorágine de la velocidad de los segundos, donde hay que hacer muchas cosas, hacer, hacer, hacer…. Y así se nos van los minutos, en muchos casos sin disfrutar de ellos. A veces estamos con nuestra familia, pero casi sin hablar, con nuestros amigos pero sin compartir cosas importantes, porque siempre hay prisa, siempre rápido, muy rápido…

Deberíamos tener la opción de parar el tiempo o, al menos, el tiempo que nos consume sin hacer nada productivo, sin disfrutar de cada instante de nuestra vida. Parece como si viviéramos en el futuro, preocupados por lo que hemos de hacer, tenemos que preparar, vivimos, incluso, por delante del reloj.

En nuestras vidas sucede algo así. Queremos ir por delante del reloj. Para hacer muchas cosas vamos más rápido, como queremos tener más tiempo para hacer otras cosas, pues nos agobiamos y tratamos de completar rápidamente todas las tareas, sin disfrutar de ellas, para luego tener «más tiempo…» ¿quién tiene el tiempo? ¡Sólo tenemos relojes!

Sabemos que disfrutar del momento es una de las claves de la felicidad. Disfrutar del aquí y ahora. Por eso sería bueno empezar a disfrutar de cada momento, disfrutando del tiempo y no de las horas que marca el reloj. Dejemos, por tanto, los relojes colgados en la pared, fuera de nuestras muñecas y preocupémonos por el tiempo y no por los relojes… Tenemos relojes, pero no el tiempo.

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