Hace un ratito leía en un estado de una red social una frase de una persona que agradecía infinitamente a otra estar en su vida. Decía que le había hecho la persona más feliz del mundo, que gracias a ella era feliz… y todas esas cosas que el corazón nos hace teclear o decir cuando nos sentimos dichosos. Sin embargo, nada más leer aquella frase, una lucecita de alarma se encendió en mi cabeza: «Mi felicidad no puede depender de otra persona»
¿Por qué? Pero si él me hace tan feliz… Porque evidentemente, no puedo ser una marioneta, cuya felicidad depende de otros, de una relación o circunstancia. Mi felicidad debe depender de mi. ¿Entonces debo ser un egoísta radical? No. En absoluto. Lo que sucede es que hay que cambiar patrones de pensamiento que ejercen sobre nosotros una tremenda influencia. Cambiándolo consigo vincular mi felicidad, mi bienestar, a causas de las que sólo yo controlo y no otros. Así, elevo mi autoestima y me hago protagonista de mi vida. Los otros no pueden ser los culpables de lo que me pasa o me deja de pasar.
¿Qué le ocurrirá a la persona que escribió ese estado si esa relación se acaba? Seguramente, se sentirá la persona más desdichada del mundo porque su amado/a, que es la raíz de su felicidad, ya no está junto a ella. Luego, siguiendo esta dañina teoría que tanto mal hace a las personas, tendré que estar amargado/a durante mucho tiempo, porque aquello que me hacía feliz ya no lo tengo. Así, no volveré a levantar cabeza hasta que encuentre otra relación que será mi felicidad, me hará sentir tan bien. Y así, de manera sucesiva, una vez tras otra, llenando los vacíos y huecos que las relaciones dejan en el corazón.
Tu felicidad debe depender únicamente de ti mismo y no de las circunstancias o de terceras personas. Las circunstancias son cambiantes mientras que las personas tendemos a guardar cierta coherencia, criterio, desarrollo y crecimiento personal homogéneo que nos hace ser únicos y diferentes. No vamos cambiando o, al menos, no deberíamos hacerlo. Pero ¿cómo conseguirlo? Ahí está la madre del cordero.
El lenguaje que empleamos es una clave. Cambiar nuestra forma de expresión, supone modificar patrones de pensamiento. Así, deberíamos sustituir el “tu me haces tan feliz o eres la razón de mi felicidad” por “me encuentro feliz cuando estoy contigo”. Con esta afirmación damos gran importancia a lo que nosotros sentimos, pero no lo hacemos depender de terceras personas. No obstante, este tipo de expresiones en los primeros momentos de encuentro con la persona amada son normales y se corresponden con un primer enamoramiento y que con el tiempo debemos racionalizar.
Otro aspecto importante es ser capaz de dialogar con los propios sentimientos y emociones. Es decir, cuando nos sentimos alegres, tristes o ninguna de las dos cosas, es bueno ser capaces de hablar con esos sentimientos y preguntarles porqué estamos así. Es una buena forma de ir coociéndonos y reconocer que nuestra felicidad está vinculada a situaciones que podemos controlar. A través de la interioridad del encuentro con uno mismo podemos canalizar esas emociones y ser capaces de comprender que dependemos de nosotros y no de las circunstancias. ¡Eso es imposible! No. Pero lógicamente, sí que requiere entrenamiento, práctica y paciencia, como cualquier otra cosa que queramos modificar o cambiar en nuestra vida.
La felicidad está en ti. De este tema se ha escrito mucho y no se puede profundizar en una pequeña reflexión. Pero es obvio que si dependemos de las circunstancias, nuestra vida será un vaivén de emociones, de situaciones cambiantes. Hoy estoy eufórico y mañana no me puedo levantar. Tener una aspiración en la vida y un sentido claro y definido de hacia donde vamos nos ayuda muchísimo.
Entonces, enfocar tu felicidad en cosas como aficiones(guitarra, ver peliculas,,,) ¿sería algo más «sano» a nivel emocional y más beneficioso a largo plazo porque te permitiría tener una mayor estabilidad ya que tu decidirías en que momento realizarlas y de que forma? Buen post, por cierto.
No sólo eso. Lo que me parece fundamental es que «mi felicidad» NO dependa de una relación, de unas vacaciones, de un fin de semana divertido, etc. Porque desde el momento que cualquiera de esas cosas no funcione me sentiré desdichado y fracasado. Mi felicidad debe depender únicamente de mi y no de las circunstancias.
Gracias por leerme 😉 Acabo de publicar otra cosita en este sentido ¿Vuelta a la rutina? Depende de mi, de si considero que volver a clase, al trabajo, a la vida normal tras las fiestas, es o no rutinario. Nadie me obliga a pensar así. Sólo cada uno.
No sería sano tampoco, ya que si por ejemplo, pierdes ambos brazos ya no podrías tocar la guitarra y dejarías de ser feliz.
Tengo serios problemas de autoestima, y lo sé después de leer tu articulo….
No soy ningún especialista, únicamente reflexiono sobre aquello que veo a mi alrededor. Pero sí estoy completamente convencido que mi felicidad y que TU felicidad no puede depender de nadie. Sólo de cada uno/a. Otra cosa que tengo bastante clara es que el hecho de darme cuenta de algo es el primer paso para cambiarlo. Es decir, si sé que tengo problemas de autoestima, es un primer paso para poder modificarlo. Si lo desconozco o lo ignoro, no podré cambiar o mejorar. Finalmente, hoy es evidente que la afirmación «siempre ha sido así» o «yo soy así», no tiene ningún sentido. Estamos en proceso de cambio y crecimiento siempre. Nuestros hábitos, conductas, pensamientos, pueden cambiarse en cualquier momento… Sólo hay que ponerse manos a la obra.
Gracias por leerme 😉