Seguramente es el tema del momento y no porque lo hablen nuestros políticos, como ocurrió al principio de este fenómeno, sino porque ya ha ocupado la calle. Un índice de paro tan elevado, la carestía de la cesta de la compra, el elevado precio de combustibles, no pasa inadvertido para la población. Desde muchos ámbitos se ha tratado de dar respuesta a la crisis y hoy me aventuro con una propuesta que para algunos será cursi, para otros disparatada, pero, al menos, no me parece alejada de la realidad. El amor puede solucionar la crisis.
En primer lugar habría que preguntarse ¿Qué es lo que ha causado la crisis? Si le preguntamos a entendidos en economía dirán que la burbuja inmobiliaria, los activos tóxicos, la bolsa, las reglas del mercado… Pero habrá que insistir y pedir bajar un poco más abajo hacia la raíz ¿qué actitud personal es la que ha causado la crisis? Porque es evidente, que cuando hablamos de mercado, de endeudamiento de las administraciones públicas, detrás de esas consecuencias habrá una causa, una raíz promovida por una persona. ¿Cuál es la raíz, por tanto, del problema?
Estoy convencido que la causa primera es la insolidaridad, el egoísmo, el deseo de algunos de enriquecerse a costa de otros puede tener mucho que ver. Cuando hablamos de reglas del mercado, significa que unos pocos se han estado haciendo muy ricos, para lo que ha sido necesario empobrecer a otros. Por tanto, es lógico pensar que en el mercado capitalista no existe la intención de beneficiar al mayor número de personas cuando se hace una compra o venta, cuando se invierte aquí y allá. Lo único que existe, aunque alguno se pueda molestar, es el egoísmo personal de quienes quieren obtener el mayor beneficio de su actividad, quienes movidos por un egocentrismo extraordinario, sólo piensan en su vida de lujo y placer.
Lo lamentable del caso es que la historia ha salido mal, como ya estamos comprobando. Unos pocos han querido comer hasta la saciedad de la dulce delicia de la riqueza y, pese a que la situación se ha complicado muchísimo. Esas egoístas no son capaces de recapitular y cambiar la técnica del máximo beneficio al menor costo y, lo curioso del caso, es que, además, cuenta con la complicidad de los gobiernos que apoyan esas técnicas, aludiendo al todopoderoso «sistema de mercado» y le dan más dinero para seguir engordando a los obesos económicos, porque en caso contrario, los problemas, dicen, serían mayores.
Pero ¿cómo el amor solucionaría la crisis? Pues de forma muy sencilla, porque habría que empezar a pensar en una economía que no esté regida únicamente por el deseo egoísta de unos pocos de tener más y más. Unas reglas de mercado basadas en la solidaridad con todas las personas (claro que estoy hablando de una utopía) pero que, evidentemente debe hacernos pensar que el camino que hemos elegido hasta el momento no es el correcto.
Lo que está ocurriendo ahora es que se nos pide solidaridad a los que ya somos solidarios. Nos suben los impuestos, nos piden un esfuerzo, para mantener el sistema… pero ese esfuerzo no puede ser indefinido. Tiene que producirse un cambio, debemos ir hacia un sistema basado en el amor y la solidaridad, como modo de salir de la crisis. Se debe cambiar la forma de pensar, porque hay de sobra para vivir todos en este planeta, lo que pasa es que el reparto está mal realizado. Unos tienen tanto que no pueden ni podrán gastarlo aunque vivan varias veces y otros se mueren de hambre, eso no es amor a las personas. Ese no es un gesto que solucione la crisis ni los problemas de las personas, sino la solidaridad y el amor a los demás.
¿Crees tú que los políticos pueden entender de AMOR, cuando para ellos solo existe DINERO, POLTRONA, SEGURIDAD DE POR VIDA?
Particularmente tengo tan poca fe en ellos.
Tampoco creo en ellos. No han dado muestras de confianza para que les crea. Lo que sugiero es que si ellos dejaran su egoísmo y pensaran un poquito en nosotros, si «nos quisieran» un poquito no estaríamos como estamos.