Estado de malestar

Nuestros políticos con mucha frecuencia y, hasta hace bastante poco tiempo, nos hablaban del estado del bienestar. Tal y como está la situación hoy en día, es posible cambiar el término y empezar a hablar del estado del malestar, que no se trata sólo de reducir la situación a cierto enfado por los cambios que se introducen desde el gobierno, sino por toda la situación actual que se vive en España.

Hace no mucho tiempo, vivíamos en una situación de bonanza. Al menos en la calle no había una precepción de preocupación por la economía. Unos estaban mejor y otros peor, a veces te tocaba quedarte al paro unos meses. En otras ocasiones le tocaba a un familiar, pero la situación se revertía y las familias y personas gozaban de cierta estabilidad y poder adquisitivo y hablábamos, sin temor a equivocarnos, de una situación de «bienestar» Sin embargo, con el último cambio de gobierno, nos hemos pasado a la sociedad o estado del malestar.

Hago un punto y aparte para aclarar, mi tendencia política: No me convence ningún partido actual. Hay cosas que me gustan y otras que no del PP, lo mismo con IU, CC y el PSOE. Pero ninguno de estos partidos ni otros me satisfacen plenamente. Por eso considero que el anterior grupo de gobierno metió la pata hasta el cuello en unos cuantos asuntos (como no reconocer la crisis, ni saber atajarla a tiempo) y este grupo también se las trae bien buenas con todos los recortes que está efectuando.

El estado de malestar, tiene que ver con dos aspectos fundamentales. El primero la situación real que se vive en este país, donde contamos con el mayor número de paro de la historia, muchos problemas económicos de administraciones públicas y empresas y tantos otros detalles que son de sobra conocidos. No obstante, lo preocupante es la percepción que se tiene del problema. Es decir, podemos estar mal, que lo estamos, pero la cuestión no es esa, sino lo que se nos está transmitiendo del problema, como nos está afectando con tanto recorte.

El otro aspecto del estado del Malestar, sobre el que abundaré en otra reflexión, porque considero que merece especial atención, es la responsabilidad de quienes nos han metido en este problema. Se supone que todos estos ajustes son para reducir el déficit. Es decir, lo que deben las instituciones… Pero ¿por qué demonios tengo que pagar yo la mala gestión de nuestros gobernantes con más impuestos, mayores retenciones, ajustes y recortes…? ¿Dónde están los responsables del grave endeudamiento que tiene el país?

Con todo, lo realmente preocupante es la situación de la calle. Se empieza a percibir realmente el problema de la crisis en todos los ámbitos. Como dije anteriormente, en otras ocasiones a unos les afectaba más y a otros menos, pero con las últimas medidas creo que la situación se generaliza. No se habla de otra cosa.  Toca recortar en áreas sensibles que hasta el momento no habían sido tocadas, tales como sanidad, educación… No hay obra pública, es evidente. No se venden coches, se marcan récords depresivos históricos, se cierran establecimientos y se apunta a cinco o seis años para salir de esta situación… ante ese panorama, ¿cómo hacer que un país salga adelante? ¿cómo levantarse con ánimo cada mañana? ¿qué decir a quien afirma «la cosa está muy mal»?

El estado del malestar, por tanto, es el momento y situación actual. Malestar porque no hay, al menos en el horizonte, perspectivas de mejora en la situación económica que vivimos. Estado del malestar porque están pagando el plato roto, quienes no tienen culpa de la mala gestión de unos gobiernos que no han sabido organizar eficazmente los recursos públicos… malestar que espero y deseo que cambie pronto, porque una situación así prolongadamente es insostenible.

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