Hay cosas que no se heredan…

Los carnavales, por ejemplo. Hoy es martes de Carnaval y recuerdo con mucho cariño a mi padre, que era un carnavalero de pies a cabeza. Le encantaba esa fiesta. No se disfrazaba mucho, al menos que yo recuerde, pero sí que participaba de muchos de los actos del carnaval, acudía a la plaza de toros con mi madre y amigos a disfrutar de muchos de los acontecimientos del carnaval, cosa que desde luego, no he heredado.

Dicen que muchas de las cosas que aprenden los hijos son por imitación. Lógicamente, aprendemos de las personas con las que convivimos a diario, pero lo del carnaval, debió ser un gen que papá no me mandó, puesto que las carnastolendas pasan inadvertidas. Me di cuenta que había sido la elección de la reina al día siguiente de la celebración. Sin embargo, en casa la gala era todo un acontecimiento. Se veía en directo y se grababa en video para el recuerdo. Coleccionaba papá también las cintas de casetes de las murgas, especialmente de la NI FU NI FA… en estos días de pequeños nos pasábamos horas cantando el cubanito…

Hablando de recuerdos, es momento de rememorar las rebanadas que se hacían en casa, era el postre típico del carnaval ¡Buenísimas! También del ¿me conoces mascarita? Al que jugábamos de pequeños, yendo casa por casa de los vecinos. No me olvido de un disfraz de tía Cándida de periódico que, creo nos asustó cuando vino a casa preguntando la divertida frase ¿me conoces…?

No echo de menos el carnaval, ni tampoco el deseo de disfrazarme, cosa que no me ha vuelto loco, quizá por miedo. No me gusta ver a las personas con el rostro cubierto, prefiero la comunicación cara a cara, donde la expresión del rostro, los ojos, la boca… juegan un papel importante. En cambio sí que me parecen geniales los disfraces que muchas personas confeccionan con alegría, con la finalidad de sonreír y hacer sonreír a los demás en un auténtico derroche de imaginación. No estoy en contra del Carnaval ni de ninguno de sus actos, sin embargo no me llama la atención.

Esta tarde se celebra el coso. Era una cita obligada para nuestra familia, bien porque íbamos a Santa Cruz a verlo o porque nos sentábamos a verla por televisión toda la familia, con una merienda divertida con cotufas y rebanadas. No sé si la veré, hay cosas que no se heredan…

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Un comentario

  1. Cuando los años nos ocupan pensamos que tiempos pasados fueron mejores, pero ciertamente no es así, solo han sido diferentes debido a las épocas, las maneras y costumbres, el pensamiento que va cambiando y un largo etc. de aptitudes que los años nos van cambiando y conformando en el pensamiento que ha dejado de ser revolucionario para ser apaciguador y tranquilo.
    No he sido tampoco un carnavalero activo, pero si, participe de los actos de la calle, a cara descubierta y sin disfraz, tampoco me he adherido a la participación directa del carnaval, creo que eso se lleva dentro, se vive como cuando se suele decir, “se mama” y precisamente en casa se vivía indirectamente. Actos oficiales en la calle, la tele etc. etc. y de esta manera me he sentido y me siento bien y feliz de nuestro carnaval chicharrerro

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