Desde siempre me ha fascinado la tecnología. Y claro Internet no se queda atrás. En alguna ocasión ya he contado mis primeras andanzas por la red, cuando el modem te desconectaba totalmente el teléfono ya que necesitaba toda la línea para conectar a velocidades inmensamente menores que las de hoy. No recuerdo, sin embargo, ser un investigador como quizá si lo fueron muchos amigos de mi generación, que abrían sin piedad todos los juguetes electrónicos para ver en las entrañas el origen de su funcionamiento. Era, y soy, más observador. Miro lo que hace el “aparato”. En caso de que dejara de hacer su trabajo ya me preocupo, incluso lo abro y, algunas veces, lo arreglo. Con esa mezcla de nostalgia y admiración tecnológica nace esta reflexión.
Me sigue gustando Internet, porque lo considero, cada vez más, una revolución del ciudadano de a pie. Aunque algunas veces sucumbe a la manipulación mediática, otras, sin embargo, es capaz de mover, cambiar ensalzar o hundir algo. Hace ya unas semanas escuché en los 40 principales como presentaban una canción que era una auténtica revolución en internet “Ai Se Eu Te Pego”. Seguramente la conocerán por que la bailan algunos jugadores de fútbol tras marcar un gol o porque, si son usuarios frecuentes de la red, ya se la habrán recomendado. Sin embargo, cuando escuché la canción en la radio, presentada de esa forma, rápidamente vino una pregunta a mi cabeza ¿te acuerdas cuando “la cosa” era al revés? Los 40 nos decían a todos que era lo que tenía que gustarnos, lo que debíamos cantar y bailar para estar a la moda.
Me sigue fascinando internet, no sólo porque me gusta la comunicación y la tecnología, sino porque se demuestra una vez más, la eficacia de este medio para promover ideas, para hacer llegar pensamientos, ideas, frases, imágenes vídeos… Por desgracia, hoy en día tiene algún inconveniente. Por ejemplo, que como hay tanta información, en la mayoría de los casos, encontrar lo que buscas, suele ser una tarea complicada. Además, del gran problema de la fiabilidad de las fuentes, donde es también muy difícil reconocer un dato oficial entre tantos resultados.
Aún así, con estas dificultades, me sigue gustando internet porque me permite ahora mismo expresarme libremente, sin necesidad de buscar, como hace años, algún periódico que quisiera publicarme un artículo porque esto puede hacerlo cualquiera que tenga un ordenador conectado a la red.
Me sigue gustando internet porque creo que podemos tener acceso a información directa de una forma libre, contrastando datos, consultando páginas, viendo imágenes que nos muestran directamente la realidad. Lo bueno es que hagamos un buen uso de este enorme recurso.