Este fue un eslogan que utilizó una radio durante el proceso de legalización de las Frecuencias Moduladas en Canarias. Contemplando la imagen parece que no se trata de un simple eslogan sino de una actitud humana casi generalizada. A todos parece gustarnos llevar la contraria, rebasar los límites, desobedecer lo impuesto. Sin embargo, los problemas comienzan cuando mi desobediencia a las normas entra en conflicto con otras personas que la quieren cumplir o que tampoco le gusta nuestra actitud.
Seguramente todos estamos de acuerdo en que cualquier grupo humano necesita de una serie de normas de convivencia que respeten la libertad, con esa frase tan manida «mi libertad empieza, donde termina la del otro. No obstante, no acierto a comprender que es lo que lleva a las personas a desobedecer por sistema las normas colectivas. La imagen la capté, porque no es la primera vez que esto ocurría, sino que de forma continua alguien, no sólo entra con su motocicleta en patio interior peatonal, sino que además, la estaciona bajo el cartel, en lo que parece ser una actitud desafiante a las normas comunitarias. En este mismo edificio, en las puertas del garaje existen carteles enormes que piden por favor que las puertas ignifugas permanezcan cerradas. Pese a la indicación es muy raro verlas así, estando generalmente abiertas de par en par ¿por qué?
Es cierto que todos en algún momento rebasamos los límites de velocidad, hemos aparcado donde no debíamos, tiramos basura inadecuadamente, no reciclamos bien… y una larga lista. Sin embargo, debe preocuparnos el hecho de que por sistema adoptamos el eslogan «lo ideal es ilegal». ¿Qué pasaría si la motocicleta al aparcarse mal deja una mancha de aceite y alguien resbala, teniendo un accidente? ¿Qué ocurriría si uno de los coches del garaje se incendia y se propaga al edificio? A veces no tenemos demasiado en consideración las normas de convivencia. No caemos en la cuenta que nuestra forma de actuar puede perjudicar la de otros. Así, por ejemplo, una vez tuve que abandonar una playa porque un perro hizo sus necesidades cerca de estaban nuestras toallas, o puede que en alguna ocasión usted haya pisado una caquita de estos mismos animales cuando pasea por la calle. ¿Hemos de soportarlo o se deben cumplir las normas?
Parece generalizado el desafío al orden propuesto por quienes tienen la potestad para hacerlo, «lo ilegal es ideal». Considero necesario educar y educarnos en el cumplimiento de las normas. Si nuestros hijos nos ven tirar un papel al suelo, ellos harán lo mismo. Si nuestros jóvenes ven como los jugadores de fútbol arreglan las diferencias a tortas, algo que parece empieza a ser muy frecuente, ellos reaccionarán así en situaciones similares. Con todo, abogo por el cumplimiento de las normas justas como norma de convivencia. Y, en el caso de que las normas sean injustas, hagamos todo aquello que sea necesario para cambiarlas. Pero lo lógico es que cumplamos aquellas normas generales como forma de entendimiento entre las personas, cambiando el eslogan «lo ideal es lo legal»