Salir de la crisis, tarea de todos

Un profesor de filosofía, en cierta ocasión habló de «la crisis» no en los términos en los que hoy lo entendemos, como una depresión o caída libre sin límite. Su propuesta es que la crisis es un cambio, una ruptura. Así, cuando existía una crisis en un periodo filosófico determinado, significaba que era refutado ese modo de pensar, para mejorarlo. Nos encontramos en un periodo de crisis económica, porque no hay crecimiento, porque hay más parados que nunca, porque muchas personas lo están pasando mal, pero creo que lejos de buscar soluciones exclusivamente monetarias que nos permitan salir de este momento, tampoco se hace nada para dejar atrás este tiempo en el terreno individual.

Considero que es muy difícil salir de esta crisis, cuando todos los factores que nos rodean nos invitan a seguir en ella. No hay nada que, en el ámbito general nos invite a remontar este periodo. En primer lugar creo necesario eliminar el motivo que nos llevó a este problema. Los entendidos apuntan como principal causa al capitalismo salvaje, que creó una burbuja de riqueza inexistente con la que se negociaba originado por la venta de propiedades inmobiliarias. Bien, después de llevar muchos meses sin crecimiento económico, todavía no se ha escuchado a ningún estado que haya decidido cambiar las normas para que impere un sistema económico más justo. Además, desde el pueblo se pide ese cambio, así lo hace el movimiento 15M y nadie ha sido capaz de escucharles y poner remedio.

Otro de los aspectos que también llama poderosamente la atención y que motiva estas letras son los medios de comunicación. Me gusta cada día levantarme echando un vistazo a la prensa y resulta bastante difícil encontrar en los periódicos noticias positivas que lleven a las personas al optimismo para remontar y salir de la crisis. Es complicadísimo sacar ilusión a una persona que cada día ve en la portada del periódico «Catástrofe en la bolsa», «Rescate económico en Grecia», «La prima de riesgo…» «Caída histórica del IBEX 35». Noticias, todas ellas que, aunque el ciudadano medio no entiende, sabe que no son buenas. Alguien podría pensar que estoy proponiendo que se engañe a la ciudadanía para remontar, pero no es así. Sería muy fácil inventar todos los días noticias fantásticas para que todo el mundo fuera optimista y salir de esta situación, pero no se trata de eso. Salir de la crisis es tarea de todos, por tanto son todos los sectores los que tienen que implicarse en buscar soluciones, desde un Estado que tiene que ser creíble para generar ilusión en la ciudadanía y unos medios de comunicación que sean capaces de transmitirla.

En un capítulo aparte habría que mencionar la terrible tentación de las personas a dejarse arrastrar por el pesimismo, viéndolo todo negro, sin solución, donde los poderosos y ricos parecen tener todos los derechos y la clase trabajadora media—baja debe estar oprimida y al servicio de ese primer grupo elitista. Insisto, por tanto, en la idea del principio, me gusta la idea de crisis como cambio, soy optimista y creo que para salir, debe existir sobre todo un cambio social en la forma de entender la economía, abandonando el capitalismo salvaje, pensando en un reparto más justo de la riqueza. Un trabajo en el que debemos implicarnos todos.

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