De trajes y saunas… ¿por qué atrae tanto la política?

En los últimos días asistimos a noticias importantes en relación con la corrupción y la política. Los protagonistas han tenido que abandonar algunos de sus cargos públicos por algunos escándalos. De un lado tenemos al presidente de la Generalitat valenciana imputado en un caso de presuntos beneficios en forma de prebendas personales y de otro, a un senador que armó tremendo follón en una casa de masajes a altas horas de la madrugada. En los dos casos abandonan sus cargos después de muchas presiones… muchas presiones de la ciudadanía, medios y compañeros de partido. Por tanto la pregunta es obvia ¿Qué es lo que tiene la política para que cueste tanto abandonar la poltrona?

El ejercicio de la política genera sentimientos de ambivalencia. Por un lado, es atractiva la posibilidad de poder gestionar y ayudar a las personas, promover el desarrollo de un pueblo. Pero por otro es evidente que este tipo de gestión implica el trabajo activo durante muchas horas diarias, estar pendiente de esa actividad durante muchas horas al día y por tanto, un costo personal muy grande, que para muchas personas es inasumible. Aún con todos los inconvenientes nos encontramos que hay muchas personas decididas a formar parte de una organización política y que desarrollan ese trabajo y lo que es más importante, les cuesta mucho dejarlo, se perpetúan mucho tiempo en los cargos, pero ¿Por qué?

Un factor importante podría ser el económico, generalmente se gana un buen sueldo en la política, Acabamos de asistir a la formación de los ayuntamientos, diputaciones, cabildos y gobiernos autónomos, donde algunos, lejos de reducir el sueldo, teniendo en cuenta la situación económica en la que nos encontramos, lo que han hecho es subirse el sueldo. Otro aspecto llamativo sería la vocación de servicio. Muchas personas están encantadas con poder ayudar a los demás, ser capaces de solucionar problemas que tienen los ciudadanos, así como también ser capaces de desarrollar el futuro de los pueblos y ciudades… son innegablemente aspectos muy llamativos…

Pero pese a todas las motivaciones citadas, que son todas muy loables, considero que lo que realmente lo que ata a un político a su poltrona es el poder. Si somos capaces de mirar a la persona desde una óptica global y antropológica, nos encontramos con que el ser humano, igual que los animales, buscan el poder en sus relaciones sociales. Específicamente, en el reino animal es observable que siempre hay un rey/reina, un encargado de la manada, a quienes todos respetan, bien por su fuerza o por otras capacidades. Me da la impresión que los humanos, sucede lo mismo. La sensación de poder es, bajo mi punto de vista, un caramelo muy apetecible para cualquier persona. Todos buscamos un accenso, todos queremos ser admirados y respetados por los demás. El poder, por tanto nos configura y hace que deseemos estar en una posición de privilegio sobre el resto de personas. Ejercemos el poder en nuestro trabajo, cuando tenemos «que poner o ponernos en nuestro sitio» una frase muy utilizada en las relaciones sociales. Usamos el poder en las relaciones sociales: «no siempre voy a hacer lo que tu quieras», «no me gusta esta persona porque siempre hay que hacer lo que ella quiere», el poder en la familia, los padres tienen el deber de ejercer el poder sobre sus hijos para orientarles y educarles. Por lo tanto el poder está presente en nuestras vidas y es lo que más atrae de la política.

La política tiene, por tanto, muchos ingredientes llamativos. No sólo la situación de poder sobre una determinada población para dirigir sus destinos de acuerdo con un programa electoral, sino además, la compensación económica, dicen que los sueldos no están nada mal. Además, la altivez que proporciona el ir a determinados actos públicos tales como procesiones, fiestas… Disfrutar de una situación de privilegio en cualquier reunión «¡… y vino el concejal a hablar con nosotros! Teniendo en cuenta la notoriedad que le hemos dado nosotros mismos a la política, ¿A quién no le gusta que le regalen unos trajes?, ¿por qué no en estado de embriaguez pretender que alguien preste más favores de los que debe? ¿Por qué no insultar y despreciar a otras personas? ¡¡¡No sabe usted con quien está hablando!!!

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